lunes, 3 de agosto de 2009

EL MUSEO TAURINO: PROPUESTA DE SU GESTION CULTURAL COMO PATRIMONIO EDIFICADO


EL MUSEO TAURINO: PROPUESTA DE SU GESTION CULTURAL COMO PATRIMONIO EDIFICADO


Maestrante Zoila Esperanza Quevedo Pereyra




Elegimos como objeto de investigación al Museo Taurino de la Plaza de Acho, no tanto por una filiación a la tauromaquia, sino más bien por el afecto y nostalgia que nos inspira el distrito que lo alberga, el distrito de bajo el puente: El Rímac, que resulta ser no solo el más antiguo de la capital peruana, sino también el más tradicional.





Y es que, a pesar de lo desaliñado de su aspecto, con sus callejuelas sucias, fachadas e interiores de los inmuebles a punto de derrumbarse, víctimas de la tugurización y el hacinamiento, el Rímac continúa estando excluido de algún modo de Lima metropolitana. Lo separan de ella, ya no el muro perimetral de la ciudad impuesto en el siglo XVI, -pues la UNESCO con dictamen justiciero, lo incluyó dentro de los límites del denominado "Centro Histórico de Lima", declarándolo Patrimonio Cultural de la Humanidad"-, sino el olvido, la indiferencia y la ignorancia de su importancia, valor y significado, tanto para sus propios habitantes, como para el país y el mundo entero.



Mas, Miguel Angel Trotiño, teórico de la gestión y puesta en valor de los centros históricos, propone una fórmula esperanzadora, la cual orienta nuestra investigación y propuesta, que por cierto atraviesa, pero también excede los límites del estudio del bien cultural como puro patrimonio edificado:


"Los centros históricos, una de las creaciones más brillantes de la cultura universal, encierran un rico y diversificado patrimonio cultural cuya lectura, recuperación y reutilización productiva requiere planteamientos más amplios que los meramente arquitectónicos. Son conjuntos donde se relacionan variables múltiples: arquitectónicas, culturales, medioambientales, turísticas, etc. Esta imbricación de variables les da una especial singularidad patrimonial y medioambiental."



Entonces, correspondiéndonos ahora, entre otras tareas "introducirnos en el escenario del patrimonio edificado, como gestores del proceso, presenciando su rol y compromiso con la mejora de la sociedad", nos hemos planteado descubrir cuál sería el proceso y significado de la conservación y puesta en valor del patrimonio edificado que constituye la Plaza de Acho de Lima en el Rímac, donde se encuentra ubicado el Museo Taurino. Presentamos a continuación nuestros hallazgos: El redescubrimiento del Puente de Piedra del Rímac y la alameda o paseo de Acho, por donde se solía transitar rumbo a la plaza de toros. Llegamos a ellos a partir de analizar el rol y contexto urbano distrital; la accesibilidad a la locación del museo; el bien cultural material inmueble propiamente dicho –es decir, la Plaza de Acho-; .el museo con su identidad e historia, colección, estado de conservación y museografía; y la propuesta de la gestión cultural en sí.



Como hemos señalado, no pretendemos pues con las limitaciones de este humilde ensayo, descubrir nada, sino más bien, redescubrir, cuál es la importancia, cual es el valor y cual es el significado de esa plaza de toros –la segunda más antigua de todo el mundo-, la cual alberga a nuestro museo taurino, para el distrito del Rímac, para que ello sirva de elemento dinamizador de su propia historia contemporánea.


Consideramos que nuestro tema es de gran importancia, no solo porque el Museo Taurino de Plaza de Acho carece absolutamente de una estrategia de gestión cultural propia, sino también su distrito rimense, asi como los organismos públicos y privados –incluidos los que guardan atribuciones funcionales en el sector cultura-, carecen de políticas públicas y privadas. Consideramos que, una adecuada gestión cultural del Museo Taurino, a partir de su contenedor arquitectónico, la Plaza de Acho, puede generar alternativas para el desarrollo de los pobladores del distrito del Rímac, como ocurriría con una adecuada actividad turística en dicha zona. Así lo sostiene Trotiño:


"… el Turismo puede significar la revitalización económica de las ciudades históricas…El Turismo induce procesos de revalorización de recursos locales que pueden estar infrautilizados y de aquellos que se encuentran en grave proceso de deterioro, así como dinámicas de renacimiento cultural… propicia la aparición de una oferta cultural diversificada que es consumida tanto por los turistas como por los residentes."

El barrio de abajo del puente.



El barrio de abajo del puente.

Las investigaciones arqueológicas y etnohistoricas nos han permitido conocer que, la antigüedad e identidad del Rímac es anterior a la colonización española, pues fue sede del Cacique de Taulichusco, y asentamiento de las culturas Lima e Ychma.


Raúl Porras Barrenechea, incide en el aspecto marginal a la ciudad, que nosotros ya habiamos señalado: "EL Rímac…, (de la voz indígena que refiriéndose al río, significa "el que habla"), siempre fue desde sus orígenes, "el otro lado" de la ciudad, cruzando el puente y detrás de la muralla." El historiador señala además que los tres mas antiguos vecinos o testimonios urbanos de Lima son, el río, el puente y la alameda, refiriéndose por supuesto, al puente de piedra construido el añ0 1610, a la alameda o paso de Acho, por el que se transitaba a la plaza de toros del mismo nombre y al río Rímac, que le inspira las siguientes palabras: "El río,…, humilde y sinuoso como el alma del indio, es un expoliado que se arrastra repitiendo una queja que habrá de convertirse en rugido en algunos de los periódicos desbordes de su cauce…hay limeños que, ante la escasez de volumen de sus aguas, sonríen de que se hayan tendido puentes para vadear aquella líquida ironía."


Este distrito de abajo el puente, fue convertido por los españoles en el Barrio de San Lázaro. Lo habitaron negros, mulatos e indios –todos pobres-, dedicándose a la artesanía y a la caza del camarón. Como analizaremos en los parágrafos siguientes, durante el siglo XVIII, la aristocracia busco convertirlo exprofesamente en un área de recreo, al estilo de francés, invirtiendo en la construcción de sus nuevos inmuebles: La Quinta Presa, Alameda de los Descalzos, el Paseo de Aguas, además de muchas Iglesias, y plazuelas. Durante la República no tuvo cambios sustanciales, salvo la reconstrucción del puente de piedra a inicios de 1900. Políticamente, el distrito fue creado el 2 de Febrero de 1920 por el Presidente Augusto B. Leguía, y, desde las dos primeras décadas del siglo XX, ha sido cuna del criollismo y de vates como Augusto y Elías Ascuez y Villanueva, Pedro Espinel, Luciano Huambachano, Filomeno Ormeño, Lucha Reyes, Braulio Sáncho Dávila, entre otros.

Actualmente, el Distrito del Rímac alberga más de 180,000 habitantes, con una PEA de 76,443. Interpretando esta ultima cifra, y observando el contorno de la Plaza de Acho, con solares inverosímilmente habitados –por el alto deterioro de sus instalaciones-, comercio a nivel familiar, y alto grado de delincuencia, sobre todo en materia de asaltos y robos, podemos sostener, que es muy probable que menos de la mitad de sus pobladores, tengan un trabajo decente.

En la fotografía se aprecia la tercera cuadra del Jirón Hualgayoc, frente a la puerta de entrada al Museo Taurino, las casas con fachadas simples y ventanas pequeñas, aparentemente de un piso y altillo.

El antiguo paso y el nuevo camino a la Plaza de Acho

El antiguo paso y el nuevo camino a la Plaza de Acho


Como ya fue señalado, lo novedoso consiste en redescubrir la importancia, trascendencia y significado del paso o alameda de Acho, también llamada la "nueva Alameda", actualmente desaparecida por la pavimentación de la vía en el siglo XX. Para ello es necesario retomar los conceptos que los espacios públicos tuvieron en los siglos pasados.



En el mapa que antecede puede apreciarse los puentes y los pasos sobre el río Rímac durante la Colonia. Precisamente, en el numeral cuatro, aparece el Puente de Piedra, construido en el ano 1610, donde comenzaría la ruta hacia la Plaza de Acho: Cruzar el Puente de Piedra hasta jirón Trujillo, y enrumbar hacia el este, por el espacio signado con el literal "m", que es la denominada alameda o paso de Acho, también "alameda nueva" para distinguirla de la vieja alameda, que era la de los Descalzos, y llegar axial a la Plaza de toros de Acho, que es el espacio signado con la letra ‘T" en el mapa. Mas, podríamos preguntarnos, por que y para que construir puentes y alamedas en una zona que estaba mas Allah de la muralla que resguardaba a Lima de los ataques piratas, construida entre 1684 y 1687 por el Virrey Don Melchor de Navarra y Rocafull, Duque de la Palata. La respuesta es simple: Lo borbónico había llegado a Lima. En efecto, los virreinatos de la Nueva España en México y de la Nueva Castilla en Perú, emularon los usos y costumbres de la Corte y de España en general, sobre todo de Castilla, Andalucía y Extremadura. Al extinguirse la dinastía de los Habsburgo o Austrias con la muerte de Carlos I "El Hechizado", ocurrida en 1700, lo sucedió Felipe V (1638-1746), Duque de Anjou, nieto de Luis XIV de Francia y de María Teresa, infanta española, hija de Felipe IV. Este gobernante decidió implantar las costumbres francesas en todo orden de cosas. Por esta razón en Madrid apenas se celebran unas pocas fiestas de toros. La aristocracia, para no desentonar con las preferencias del monarca, abandona el gallardo ejercicio del toreo a la jineta, es decir, con estribos cortos. España se afrancesa, pero este fenómeno ocurre sólo en las clases altas. El pueblo, por lo contrario, mantendría vivo el culto, la afición por la lucha contra los toros y lo hace a pie, cuerpo a cuerpo, con la espada, como lo hará hasta el presente. La Plaza de toros de Acho fue durante los siglos XVIII y XIX una enorme atracción: "La nobleza limeña, y peruana en general, gastaba verdaderas fortunas en la crianza y adiestramiento de caballos para capear en Acho. Ellos mismos solían actuar en corridas benéficas y rivalizaban para que los capeadores profesionales –casi todos negros- utilizaran sus cabalgaduras para alcanzar éxitos de apoteosis."

Por otro lado, Lima atravesaba también una profunda transformación de su composición social, lo cual llevo a la necesidad de los gobernantes a conducir al orden publico, orientando la creación y el uso de los espacios ad hoc lo cual se traduciría en profusas normativas Continuando con la ruta hacia Plaza de Acho, esta se iniciaba en el Puente de Piedra, en una portada –actualmente inexistente-. Emilio Harth-terre capturo una fotografía del ano 1872.


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14 Del Aguila, 2003:46
15 Harth-terre, 1960: s/p
16 Herrera,2003:s/p
17 Harth-Terre, Emilio y otro. Obra citada.

18 Harth-Terre,1960: 3 y 4
19 Espinar,1992:45
20 Harth-terre,1960:s/p











Los Puentes del Rimac



Los Puentes del Rimac.
El puente indigena fue reemplazado en el ano 1554, por orden del Conquistador, por otro de madera, en el mismo lugar que hoy ocupa el Puente de Piedra. Este nuevo puente permitió a los españoles formar un nuevo pueblo en las tierras de la ribera norte del río, al que se le llamó igual que al río, Rímac. Se comenzaron a lotizar los solares de esta nueva ciudad, los colones empezaron a adueñarse de las propiedades, otorgadas por el Cabildo de Lima, y a otros, más influyentes, por el propio Virrey. Pero, con el transcurso del tiempo, se requeria de un nuevo puente, sobre todo por los danos sufridos por el sismo del ano 1606. Del Puente de Piedra da cuenta la investigación de Emilio Harth-terre, publicada en 1960, en la que describe la gestion de construccion del mismo: "…su entrada estaba donde hoy principia el jirón Camaná, en su primera calle conocida en la Lima virreinal por Calle del Pescante "a una cuadra de las casas reales" Los planos del puente de piedra sobre el río Rímac fue Fray Jerónimo Villegas y el maestro de obras que lo construyó, fue el arquitecto don Juan del Corral.

El virrey don García Hurtado de Mendoza (1590-1595), habia mandado a construir el puente de piedra (el primero), bautizando a la calle que le seguía con el nombre del Camino Real a Trujillo, por el comienzo de la ruta hacia el norte del país, haciendole de este modo honor a su pueblo natal en España. El Virrey don Juan de Mendoza y Luna, Marqués de Montesclaros ordeno reedificar el puente construído por el Virrey Hurtado de Mendoza. Mejoró sus bases, acoplando siete soportes de piedra en forma de arcos, y construyó barandales del mismo material, convirtiéndose en una de las estructuras más sólidas que dejó la arquitectura colonial, según acota Emilio Harth-terre en la obra consultada.

Tenía 88 metros de largo por 14 de ancho y 7.5 de altura. Estaba sostenido por pilares en forma de proas, para darle mayor resistencia a las bases ante los fueres impactos de las aguas del río. El maestro de la obra, Juan del Corral, fue también autor de la construcción del arco que adornaba la entrada al puente, al que ya nos hemos referido. Esta bella y monumental obra estuvo situada en ese lugar, entre las calles de Polvos Azules y Desamparados, comienzo del jirón de la Unión, hasta que en 1890 se incendió, quedando totalmente destruido.

El Puente Balta
Con frente a la Plaza de Acho, casi al final del siglo XIX, el Presidente Balta mandó construir un puente –parecido al de Piedra- a uno de cuyos extremos, en una placita, se ubicaba el Monumento a Cristóbal Colón (Cuando Don Nicolás de Piérola abrió la avenida de La Colmena y luego el Paseo Colón, se dispuso el traslado del Monumento del Gran Almirante a este último lugar). Allí se mando colocar la imagen de Cristóbal Colón.

El Puente de Palo (después Puente Santa Rosa)
Ya en el siglo XX, este puente era el camino que tomaban los limeños para llegar a las jaranas de la calle Malambo, en la actual Avenida Francisco Pizarro, atravesando la calle del Boquerón. Junto a la entrada del puente, se encontraba la Estación de La Palma, del ferrocarril Lima-Ancón, en la calle de La Toma, primera cuadra de la antigua calle Arica (hoy Rufino Torrico). Los pilares del viejo puente de fierro de este ferrocarril, sirvieron de apoyo al puente de palo. En esta ribera del río se encontraban también el Colegio Santo Tomás de Aquino, y la Estación Principal de Energía Eléctrica, que abastecía de corriente a los tranvías. A media cuadra del puente, en la calle Manito (primera cuadra de la Av. Tacna), se instalaban los circos y juegos mecánicos que llegaban a la ciudad con motivo de las Fiestas Patrias, para deleite de las familias limeñas. Los bajopontinos usaban el puente para acudir a estas diversiones.

En este oleo de Rugendas de 1844 "Escena en el puente de piedra", se puede apreciar en el plano final, a la portada del puente de identico nombre, al paso del cual se halla el jiron Trujillo. Es este puente y el paso a Acho un espacio publico de encuentros del siglo XIX, tal como lo senala acertadamente Del Aguila: "...desde el punto de vista social, el siglo XVIII presenció, por un lado, la multiplicación de las regulaciones estatales encaminadas a disciplinar a la gente (en particular al "pueblo" y en los espacios públicos), y, por otro, el resquebrajamiento del rígido orden social que se expresó en el incremento del mestizaje y de los enlaces no convencionales, lo que generó una heterogeneidad social." Del Aguila sostiene que desde la cuarta decada del siglo XIX, el Estado se esmero por ordenar los espacios publicos. Los usos de estos espacios publicos, como en el caso de la Alameda de Acho, se dieron asi: "…los paseos en los puntos más concurridos: la Plaza Mayor, el puente y las alamedas, vieja y nueva, al otro lado del río. Lugares de observación, coqueteo, actualización de chismes, compra, etc. Los lugares más frecuentes y cotidianos de socialización."

La investigadora Alicia Del Aguila se refiere, -en plural- a las alamedas de bajo del puente; numero que se ha perdido en la contemporaneidad, pues hemos preterido a la alameda de Acho: "Aparte de la Plaza Mayor, a fines del siglo XVIII las alamedas del Rímac eran los lugares preferidos de paseo: la alameda de los Descalzos –o Alameda Grande, como se le llamó originalmente-, la de Acho, la de las Cabezas y la de Piedra Lisa… A fines del siglo siguiente, en San Lázaro existían también las alamedas de Acho (1738), de las Cabezas (1742) y de Piedra Lisa. Esta última construida pr orden del virrey Amat fue una de las preferidas a fines del siglo XVIII. En 1802 fue seriamente afectada por la crecida del río Rímac."

Ricardo Mariategui Oliva da cuenta de la alameda de Acho, en terminos de la "Alameda Nueva", ya que la de los Descalzos –según sostiene-, pasó a ser la "Alameda Vieja". Pero aquella perdió esa denominación cuando se abrió la Alameda de las Cabezas. Con ese mismo nombre, ("Encuentro en la Alameda Nueva"), el romantico pintor aleman, Johan Moritz Rugendas, realizaria un oleo en Lima, en el ano 1844.

Del Aguila, se refiere tambien a un breve relato: Carta sobre los jardines de Lima (1860), en el que Léonce Angrand habria realizado una revisión nostálgica de las alamedas que él conociera veinte años atrás y que por entonces empezaban a cambiar: "Las alamedas, describía el francés, no constituían jardines públicos propiamente dichos. Es decir, no se trataba de árboles y flores "avasallados y disciplinados, sino de una naturaleza bucólica…La simplicidad y la informalidad eran las características que, según la visión romántica de Angrand, caracterizaban a las alamedas hasta los primeros años de la República." Dicha autora describe tambien el tema de la observación y de ser observados, como motivación central para el transito por las alamedas, refiriendo que, "…a mediados del siglo XIX, sin embargo, la alameda de los Descalzos se encontraba en decadencia y la de Acho –que corrían paralela al río Rímac hasta la plaza de toros- había pasado a ser el lugar de paseo dominical preferido."
Finalmente, Milton Von Hesse, ciudadano rimense, con una mirada actual se refiere a la Alameda de Acho en estos terminos: "Hoy hay un conjunto de tierra, veredas y pistas con grandes baches que realmente preocupan. Esa Alameda, de la que se remarcó que era realmente más bella que la de los Descalzos, que nacía al pie del Puente de Piedra y se extendía hasta la Plaza de toros, se caracterizó por las 8 filas de árboles gigantescos que ofrecían una sombra constante y causaron la admiración de Tshudi, de Rugendas y los viajeros del siglo pasado que supieron describirla para nuestro deleite."
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21Herrera,2003:s/p
22 Hesse, Milton Von,1991:60
23Del Aguila,2003:16
24 Del Aguila,2003:35
25 Del Aguila,2003:16
26 Del Aguila,2003:51
27 Mariategui,1956:115 y 140.
28Del Aguila, 2003:55
29 Idem.
30 Hesse, Milton von,1991:60

Acho: La Plaza más antigua de América

Acho: La Plaza de Toros mas antigua de America y la tercera de mayor antigüedad en el mundo.31


Fue construida por el mejor alarife que la ciudad tenia por entonces, Don Cristóbal de Bargas, por encargo de Agustín Hipólito de Landaburu, durante el gobierno del Virrey Amat y Junient, durante los años 1760 a 1768. Mas la historia de la construccion, narrada por Lopez, fue como sigue: "Las corridas celebradas en los días de carnaval de los años 1753 y 1754 por don Pedro José Bravo de Lagunas y Castilla habían sido tan exitosas desde el punto de vista artístico y económico que muchos pensaron que era indispensable construir una plaza firme, como las de España... en el año 1762 Miguel de Adrianzén se ofreció a construir en el lugar denominado Hacho, un coso no desmontable donde se comprometía a organizar tres corridas al año. Pedía una exclusividad de ocho años y pagar 1 000 pesos, 500 para S. M. El Rey de España y los otros 500 para alguna obra piadosa que designara el Virrey...el asunto no prosperó...En 1763 se concedió licencia a don Antonio de Navía Bolaños, conde del Valle de Oselle, para que pudiera organizar once corridas desde mediados de enero hasta mediados de febrero. Con este fin se construyó en el Acho una magnífica plaza desmontable que tenía la forma de un polígono de doce lados...constructor de nuestra plaza de Acho: don Agustín Hipólito de Landaburu, casado con doña Mariana de Belzunce...Landaburu, hacendado en la Villa de Cañete, otorgó poder a su cuñado Juan José Belzunce, el 9 de febrero de 1765, para que solicitara a las autoridades pertinentes se le otorgara licencia para fabricar en las inmediaciones de Lima "una plaza de firme para corridas de toros", que debían celebrarse en los días de carnaval. El 15 de junio de ese mismo año el virrey Amat expidió el decreto aprobatorio..." Continua acotando Lopez: "El dinero que demandara la construcción de la plaza firme del Acho debía ser costeado íntegramente por Landaburu. Este entregaría al Hospital General de Pobres 1 500 pesos al año. Una vez terminada la obra del edificio taurino dos peritos, uno elegido por Landaburu y el otro por los oficiales de las Cajas Reales, tasarían lo gastado en levantar el coso, reconociendo anualmente 1 000 pesos al generoso promotor de la fiesta brava, hasta que "corridos los años bastantes para descontarse una y otra, quedara la obra enteramente a beneficio de su Magestad." El 18 de junio de 1775 se firmó la escritura respectiva ante el escribano Bernardino Méndez de Zúñiga."

Con relacion a las caracteristicas arquitectonicas de la Plaza de toros de Acho, en particular sobre la descripción de la plaza, realizada sobre una planta ochavada, solo contamos con una "Relacion de Toros", encontrada por Don Aurelio Miró Quesada Sosa en la Biblioteca Nacional de Santiago de Chile: "Un plano de suelo igual y bien apisonado con 95 baras en su diámetro y 285 en su Circunferencia, se creyó bastante espacio para Circo...Ochenta ay cinco Quartos de Paredes dobles llenan el baxo del Ambito, que corre en Ochavos hermosísimos. Síguense encima tres Ordenes de Escaños, coronándose el primero con una fuerte Varanda de Valaustres y cinco gradillas en proporción, de las que tiene la última resplado su Asiento sobre la tabla de los Quartos de las Galerías. Estas 115 Viviendas superiores, cuya techumbre se extiende por todo el Tablado hasta la líneas perpendicular del pie, gozan de una comodidad perfecta. Su Varanda alta por aufer a que domina todo el Campo, es un Mirador de vista deliciosa. Esta está apoyada sobre unos Pilarones de adove apiramidados, que por la vanda exterior dan lugar a la Escalera de Pasamanos forrados con dos descansos y por de dentro forman Arcos, que sirven de Portales. A cada Ochavo corresponde una subida alta, y una Entrada baxa...El Toril, Oficina de gusto en todos sus apartamentos y la Xaula (así nombran el Gabinete Regio de nuestro Príncipe) hacen los dos semicírculos, y dividen el punto de los hechizoa a los ojos. La Puerta de la Plaza, los Poyos para los Toreros en redondo, y el Templador de en medio..."

El Virrey Amat, acostumbrado a las grandes diversiones, no se amilanó en mandar a edificar el coso, inaugurándolo el 30 de enero de 1766. En sus comienzos, la plaza era utilizada para corridas de toros y juegos de pelota, mas adelante veremos los usos contemporaneos de este espacio arquitectonico. En 1946 la plaza fue remodelada, creciendo en capacidad, y se reinaugura el 12 de octubre, dando inicio a la tradicional Feria del Señor de los Milagros, con un memorable cartel: Manolete, Dominguín, Ortega, Armillita, Luis Procuna y el nacional Alejandro Montani."


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31 La anteceden solamente la Real Maestranza de Sevilla (1761) y la plaza de Zaragoza (1764). (López, 2005:74)

32 Lopez,2005:71
33 Lopez,2005:72
34 Lopez, 2005, 72-73


Un museo para la Tauromaquía Limeña




Un museo para la tauromaquia limena.


El antecedente lo encontramos en la Resolución Suprema Nro. 2900-72-ED, del 28 de Diciembre de 1972, que ordena la creación del Museo Taurino. Inicialmente estuvo ubicado en Jirón Conde de Superunda (antigua calle Matavilela, Nro. 341, Lima0. Fue hecho a base de la colección Berckemeyer, quien fue el gestor de este primer proyecto, encargándole a Héctor Velarde la restauración de este inmueble. El propio coleccionista catalogara su obra en una publicación realizada en Mexico El Arquitecto limeño José Cabieses y García Seminario, intervino también dicha casona, que fue reabierta por los herederos del coleccionista en anos posteriores, pero ha quedado en manos de estos particulares.




El Museo taurino de la Plaza de Acho, en cambio, fue conformado en base a las donaciones de varios otros coleccionistas, amantes de la tauromaquia y familiares de toreros de Lima y los que anduvieren de paso por esta ciudad capital, precisamente para dejar huella de esto y de las faenas respectivas. Los ambientes para su uso, fueron diseñados especialmente para ello por el Arquitecto Miro Quesada y fue construido por la compañía Grana y Montero. Se trata de un espacio de un solo piso, ubicado en el primer nivel, constituido por dos salas, una de acceso, con oficinas administrativas a la mano derecha y otro espacio dividido por biombos de madera. Consta de mas de un millar de oleos, dibujos, sanguinas, acuarelas; también fotografías, vestidos de toreros completos; cabezas de toros disecadas; y toda la parafernalia de la Tauromaquia.

Lamentablemente, la conservación de estos bienes culturales no se hallan en un estado optimo de conservación. Sino mas bien en un alto nivel de suciedad y deterioro, por ejemplo, algunos de sus oleos –entre los cuales figura un autentico Picasso-, están expuestos a focos de luz directa.
Abundando en el error y en la ausencia de gestion cultural, no existe guión ni propuesta museográfica alguna. Simplemente se ha abarrotado el espacio al gusto del encargado, verificandose la presencia de zonas de humedad y filtraciones en el techo. Finalmente, El Museo nunca ha contratado un especialista en la materia para efectuar tal labor.

El Museo Taurino pertenece a la Sociedad de Beneficencia Publica de Lima. Es por tanto un organismo público. No recibe financiamiento ni auspicio alguno del Estado, además del presupuestado, ni de ningún otro sector de la sociedad. Sra.Elita Moreno es su actual Administradora. Además de ella, solo existe un encargado, un Contador Público, que hace las veces de guía de turismo; un empleado de limpieza y un vigilante.

En cuanto al numero de visitantes puede tener trescientos visitantes en un solo dia –durante las temporadas de corridas-; Y también, ningún visitante en una semana entera. El público es extranjero en su gran mayoría Los pobladores del Rímac nunca visitan el Museo, según version del encargado de esta institución, quien sostiene ademas que el Museo Taurino no pertenece a ninguna red; ni de museos, ni de turismo, ni cultural y que no existe ninguna labor de gestión cultural en el Museo, ni ningún plan o proyecto sobre la misma, actualmente.


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36 Berckemeyer y Pazos, Fernando. 1966. El arte y los toros. México D.F.

37 Entrevista al responsable de sala del Museo Taurino de la Plaza de Acho realizado por la autora, el 15 de Mayo del 2009.

El Mirador de Ingunza



EL MIRADOR DE INGUNZA


Es un gran atractivo que puede divisarse desde dentro de la plaza de toros, al ingresar al Museo Taurino. Este típico mirador limeño fue erigido por un rico español afincado en Lima, llamado don Francisco Esteban de Yngunza y Zamácola, muy aficionado a la fiesta brava, quien había tenido una desavenencia con el Virrey Amat y no queriendo perderse las corridas ni tener que inclinarse ante el Virrey cuando este hiciera su ingreso al coso taurino, tuvo la siguiente ocurrencia: Adquirir un terreno adyacente a la Plaza de toros, llamado la "Huerta de Acho", y edificar allí una casona de campo y en medio de ella la famosa torre morisca llamada por los curiosos: "El mirador" y como tal ha quedado el famoso mirador que lleva el nombre de quien lo edificó.