lunes, 3 de agosto de 2009

El antiguo paso y el nuevo camino a la Plaza de Acho

El antiguo paso y el nuevo camino a la Plaza de Acho


Como ya fue señalado, lo novedoso consiste en redescubrir la importancia, trascendencia y significado del paso o alameda de Acho, también llamada la "nueva Alameda", actualmente desaparecida por la pavimentación de la vía en el siglo XX. Para ello es necesario retomar los conceptos que los espacios públicos tuvieron en los siglos pasados.



En el mapa que antecede puede apreciarse los puentes y los pasos sobre el río Rímac durante la Colonia. Precisamente, en el numeral cuatro, aparece el Puente de Piedra, construido en el ano 1610, donde comenzaría la ruta hacia la Plaza de Acho: Cruzar el Puente de Piedra hasta jirón Trujillo, y enrumbar hacia el este, por el espacio signado con el literal "m", que es la denominada alameda o paso de Acho, también "alameda nueva" para distinguirla de la vieja alameda, que era la de los Descalzos, y llegar axial a la Plaza de toros de Acho, que es el espacio signado con la letra ‘T" en el mapa. Mas, podríamos preguntarnos, por que y para que construir puentes y alamedas en una zona que estaba mas Allah de la muralla que resguardaba a Lima de los ataques piratas, construida entre 1684 y 1687 por el Virrey Don Melchor de Navarra y Rocafull, Duque de la Palata. La respuesta es simple: Lo borbónico había llegado a Lima. En efecto, los virreinatos de la Nueva España en México y de la Nueva Castilla en Perú, emularon los usos y costumbres de la Corte y de España en general, sobre todo de Castilla, Andalucía y Extremadura. Al extinguirse la dinastía de los Habsburgo o Austrias con la muerte de Carlos I "El Hechizado", ocurrida en 1700, lo sucedió Felipe V (1638-1746), Duque de Anjou, nieto de Luis XIV de Francia y de María Teresa, infanta española, hija de Felipe IV. Este gobernante decidió implantar las costumbres francesas en todo orden de cosas. Por esta razón en Madrid apenas se celebran unas pocas fiestas de toros. La aristocracia, para no desentonar con las preferencias del monarca, abandona el gallardo ejercicio del toreo a la jineta, es decir, con estribos cortos. España se afrancesa, pero este fenómeno ocurre sólo en las clases altas. El pueblo, por lo contrario, mantendría vivo el culto, la afición por la lucha contra los toros y lo hace a pie, cuerpo a cuerpo, con la espada, como lo hará hasta el presente. La Plaza de toros de Acho fue durante los siglos XVIII y XIX una enorme atracción: "La nobleza limeña, y peruana en general, gastaba verdaderas fortunas en la crianza y adiestramiento de caballos para capear en Acho. Ellos mismos solían actuar en corridas benéficas y rivalizaban para que los capeadores profesionales –casi todos negros- utilizaran sus cabalgaduras para alcanzar éxitos de apoteosis."

Por otro lado, Lima atravesaba también una profunda transformación de su composición social, lo cual llevo a la necesidad de los gobernantes a conducir al orden publico, orientando la creación y el uso de los espacios ad hoc lo cual se traduciría en profusas normativas Continuando con la ruta hacia Plaza de Acho, esta se iniciaba en el Puente de Piedra, en una portada –actualmente inexistente-. Emilio Harth-terre capturo una fotografía del ano 1872.


__________________________



14 Del Aguila, 2003:46
15 Harth-terre, 1960: s/p
16 Herrera,2003:s/p
17 Harth-Terre, Emilio y otro. Obra citada.

18 Harth-Terre,1960: 3 y 4
19 Espinar,1992:45
20 Harth-terre,1960:s/p











No hay comentarios:

Publicar un comentario